La sociedad cambia constantemente, esto pasa desde los inicios de la misma y seguirá hasta que llegue a su fin. Desde los primeros años de existencia del ser humano, la inteligencia y el ingenio han dado paso a la creación de tecnología, que siempre ha tenido como finalidad el mejorar notablemente la calidad de vida.
Esto comenzó con pequeñas cosas como armas caseras primitivas y se extendió a todo cuanto el ser humano pudiera crear. En la actualidad prácticamente la totalidad de lo que compone el día a día ha sido reformado por la tecnología, tanto para que sea más eficiente, como barato y accesible (aunque esto ha traído ciertos daños al ambiente en algunos casos).
La industria de la alimentación no se salva por de las garras tecnológicas y hoy en día casi todos los procesos que la componen se han visto afectados de una u otra forma, inclusive aquellos que se relacionan de manera indirecta con ella (como los que se emplean posteriormente: traslado y distribución).
La preparación del terreno en la actualidad es muy diferente a como era un principio; por regla general todo tiende a ser cada vez más sistemático y automatizado que antes. El uso de fertilizantes tratados químicamente también juega un papel importante. El control de plagas con insecticidas (algunos muy polémicos y otros no tantos) por su parte se ha extendido en todo el planeta.
Inclusive el resultado final suele ser otro al de hace unos siglos; frutas y vegetales más grandes y jugosas, con mayor vida útil y sabores en ocasiones potenciados. Absolutamente todo esto suele levantar mucho revuelo y abrir debates, que en ocasiones se suelen ir por el camino de lo que es ético y cómo afecta al producto.
El fenómeno tecnológico llega hasta el punto en que la distribución del producto también es más eficiente que antes y no se limita a sencillamente mercados locales, sino que se pueden observar cargamentos de varias toneladas de alimentos recorriendo océanos y atravesando continentes para dotar a una nación de determinados productos que no se dan en sus tierras.
Lo que sí es cierto, es que si se usa correctamente la tecnología puede llegar a ser el más grande aliado de toda la especie humana; en muy poco tiempo quizás podamos ver nuevos inventos y técnicas que sean solidarios con el ambiente además de que sean lo suficientemente revolucionarios como para cambiar toda la industria del cultivo de los alimentos.
Mientras tanto toca esperar con la sociedad sumergida en el eterno debate de cuáles son las sustancias adecuadas para el consumo humano y cuáles son los verdaderos límites de la intromisión tecnológica.
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